1).- ¿Qué opina acerca de la discriminación que sufren las personas con discapacidad?
La discriminación hacia cualquier individuo por cualquier tipo de discapacidad constituye, evidentemente, un problema ético en tanto afecta el bienestar de las personas. En general, la restricción o exclusión, y consecuente trato injusto, de los derechos humanos y de las libertades fundamentales de cualquier persona o grupo de personas por ser definido por otro grupo como diferente es inaceptable. Esta situación exige ser expuesta y discutida en tanto la discriminación se basa en ideas y actitudes que solo responden a creencias y prejuicios absolutamente infundados. El problema de estas prácticas radica en que se asumen y reproducen sin dar lugar a cuestionamiento alguno. Es decir, las creencias en las que se basan estas prácticas han sido naturalizadas, de tal modo que resulta muy difícil percibir y aceptar que pueden y que deberían cambiar. En ese sentido, es condenable que, en muchos casos, las actitudes discriminatorias, que se evidencian en las relaciones sociales, sean legitimadas por instituciones educativas, por los medios de comunicación, por políticas implementadas por el Estado, entre otros. Así mismo, esta situación se agrava en tanto estas prácticas responden a intereses particulares que asumen, como parte natural e inevitable del sistema, ir en contra de los derechos del otro. Por ello, la discriminación, en general, constituye un grave daño que parte del hecho de no tener en cuenta al otro y no considerarlo como un sujeto igual en dignidad y derechos.
2).- Refieriéndose al planteamiento de Giusti, como usted puede relacionar
En relación con las ideas desarrolladas por Giusti, es pertinente señalar que situaciones como la discriminación nos llevan a reflexionar sobre la necesidad de un código regulador de la conducta de los seres humanos que se base en el respeto de la vida humana, entendida no como una simple supervivencia, sino como el respeto a los seres humanos en tanto sujetos con dignidad. En ese sentido, se hace necesario establecer un orden de prioridades en la organización de la convivencia humana. Por ello, si bien se señala que la mejor manera de vivir se basa en el respeto de un sistema de valores de cada comunidad, se plantea también que la mejor manera de vivir debería estar basada en la construcción de una sociedad que sea justa para todos los seres humanos.
3).- ¿Qué medidas usted cree que se puede adoptar con respecto a este problema?
Si bien es necesario que se vele por el cumplimiento de las leyes y normas establecidas para proteger los derechos de todos los individuos, en este caso de los discapacitados, es fundamental que todos los ciudadanos conozcan, reconozcan y asuman que las diferencias o semejanzas que pueden manifestarse en las personas con cualquier tipo de discapacidad no implican una diferenciación que presuponga un trato no equitativo.
Por otra parte, desde un plano material y, por tanto, más concreto, es necesario que los discapacitados sean parte visible de la sociedad. Me refiero a que, en general, no estamos acostumbrados a convivir con personas que presentan alguna discapacidad, lo que permite fácilmente colocar este tema como un asunto meramente circunstancial, cuya atención sea percibida como un favor y no como el respeto de ciertos derechos. Si bien las personas y las instituciones tienen el derecho de ‘funcionar’ (vivir, actuar, etc.) como les resulte más cómodo, no es admisible que las posibilidades que ofrezca el mercado determinen, en muchos casos, que tener en cuenta a las personas discapacitadas o no como si se tratara de una elección basada en preferencias o gustos. En ese sentido, la idea de costo beneficio, evidentemente, no debe ser un criterio aceptable para determinar si se debe 'invertir' o no en la construcción de espacios o en la adquisición e implementación de tecnología que ofrezcan la posibilidad, por ejemplo, de que las personas con algún tipo de discapacidad se desarrollen intelectual o laboralmente.